El Comando Aereo de Combate No 4 conocido como CACOM 4 recibió el alerta mediante el sonido de sirenas y timbres que repicaban en el sitio de reunión general. A través de los altoparlantes la voz ordenaba “todos a la sala situacional” “alerta de combate máximo”. La sala situacional era un hervidero de hombres moviéndose en zafarranchos de combate. En los vestuarios se untaban cremas negras en el rostro, las sombras se mimetizaban con la noche, el miedo se armaba con cuchillos, granadas, pistolas de alto calibre y ametralladoras de fuego corto y rápido, especiales para el asalto. Algunos se colocaban pañuelos para sujetar y ocultar el pelo, cargaban las cananas de municiones, verificaban el accionamiento de las ametralladoras y fusiles de asalto. No podían cometerse errores porque un error costaba una vida. Recibidas las instrucciones finales se escuchó la voz del presidente Uribe. Sonaba con el acento hondo que ponía cuando la patria vivía momentos excepcionales.
“Colombianos, soldados de la patria que me escuchan en este momento. Les habla su presidente Uribe, Colombia vive un momento excepcional de su historia y ustedes son los hombres escogidos para salvarla. El enemigo nos acecha desde hace casi cincuenta años, han secuestrado a nuestras mujeres, han violado a nuestros hijos, la cabeza visible de uno de sus mayores secuaces, en convivencia con el narcotráfico y ahora con el presidente de Venezuela que los apertrecha, estan fraguando un plan para secuestrar, violar y continuar trayendo el desasosiego a nuestros hogares. En esta hora aciaga ustedes son los hombres valientes que liberaran a nuestra patria de uno de sus peores cabezas, que no les tiemble el pulso, que la misión sea un éxito y que todos regresen con la satisfacción del deber cumplido.
Que Dios y la patria los bendiga, yo permaneceré pendiente hasta que el ùltimo de los nuestros regrese sano y salvo a su patria querida”.
En la Sala Situacional los combatientes se tomaron de las manos y cantaron el himno nacional de Colombia, luego cada uno de ellos dio un grito de guerra, la orden era preparar los nervios, sabían que aquella noche podían perder la vida. Se escucharon gritos de “Viva Colombia” “Ya basta de tanto daño que le han hecho a nuestra patria” “Preparemonos compañeros, liberemos a Colombia de esas ratas” y los más convincentes gritaron “¡Vamos a matar a esos hijueputas. Colombia no se rinde carajo!" Finalmente antes de subirse a los helicópteros, se tomaron de las manos y rezaron un padrenuestro.
La operación inició a las 23:33 minutos mediante el desplazamiento de tres helicópteros Arpia III de fabricación rusa debidamente artillados, con lanzacohetes aire tierra y dos ametralladoras punto cincuenta de accionamiento automático.
Cada unidad de asalto dispondría de 12 hombres seguidos de dos unidades para transportación de tropa que cargaría 48 hombres, para un total de 132 hombres activos adscritos a la unidad de asalto. Estas unidades estarían seguidas por dos helicópteros ambulancias de primeros auxilios con motor grúa para el levante de los heridos. Cada uno era capaz de cargar hasta cuatro heridos con recepción temporal de emergencia de sueros, suturas y primeros auxilios.
Dos aviones Tucanos de reconocimiento alzaron vuelo de la base aérea Palanquero a las 23 horas y tres minutos. Casi simultáneamente dos cazas F-16 alzaron vuelo conjuntamente del CACOM No 4 con el avión bombardero B26 irreconocible a los radares enemigos.
El piloto fue instruido personalmente por el propio presidente Uribe.
El piloto un joven de 23 años sintió un escalofrío cuando escuchó las instrucciones. Por el radio oyo la voz clara de la teniente instructora de vuelo ordenando colocar las coordenadas del bombardeo, volarían en direccion sur-oeste hasta Ecuador, donde se encontrabas las fuerzas acantonadas de la guerrilla. El piloto se hizo la señal de la cruz, la noche estaba fria y por un instante recordó la imagen de su esposa y de su hija.
Simultáneamente en Texas se iluminaron las pantallas que tenían el código rojo de alerta máxima. Los cielos iluminados por una luna creciente, mostraban un claro en la espesura a mil ochocientos metros de la frontera entre Ecuador y Colombia y los teleobjetivos de los drones mostraban el circulo de mira con las cruces en el centro señalando el lugar preciso. Algo que semejaba una casa con techo de palmas en medio de la espesura de la selva. Y varios galpones mas dispersos, un comedor y varias fogatas casi apagadas en la noche.
Los aviones estaban listos para dirigir las cinco bombas inteligentes que descargaría la Fuerza Aerea Colombiana. Solo el ruido de los motores con las luces apagadas volando casi a ras de las copas de los arboles para no propagar el ruido. A diez kilómetros antes de llegar a la frontera del Putumayo cerca de la región de Sucumbíos, en Ecuador, el avión bombardero niveló su vuelo a mayor altura con el fin de confundirse con los vuelos comerciales
De la base aérea CACOM UNO despegaron cinco helicópteros Skyhawk que mantendrían una distancia convencional con las otras unidades. Cada helicóptero traía tropas especiales de asalto, fuertemente pertrechados con los mejores hombres de la armada y la infantería marina de Colombia.
La operación Terminator Sur iniciaba un vuelo que cambiaria el rostro de la guerra que llevaba ya cincuenta años sobre la sufrida Colombia.
Todo se inició con la llamada imprudente del presidente de Venezuela, quien ávido de poder y con deseos de intervenir en la liberación de los prisioneros se imaginaba comandar no solo sus propias fuerzas sino lo que el creía que seria el futuro ejercito de la Gran Colombia, -la union de la FARC con la Fuerza Armada Bolivariana.
Pero el teléfono satelital que utilizaba Chávez era vigilado desde hace mucho tiempo por los servicios de inteligencia de los EE UU y su señal fue rastreada hasta el confín de la selva de sucumbíos en el campamento de pernocta y escape que utilizaba el segundo al mando de las FARC Raul Reyes.
A las 22:30 exactamente Raul Reyes miró su reloj Rolex para colocar la hora de transmisión del mensaje, escribio una nota para el secretariado, informando sobre su conversación con el presidente Chavez, anunciándole que liberarían a Clara Rojas, por supuesto sin su hijo. .
Cerró la computadora, se puso un pijama de algodón y se acostó en su hamaca.
Antes de conciliar el sueño que llegaba con el frío de la noche y el sonido de las cigarras se acordó que debía entrevistar la nueva escolta.
-¿De donde eres?
De Valledupar, dijo la niña mostrando los dientes blancos perfectos.
-¿Y como te llamas?
Lucia Patricia
-¿Desde cuando estas con nosotros?
Tengo ya seis meses y acabo de graduarme de pionera avanzada, ya pase el entrenamiento de armas y me dieron mi primera raya.
-Que edad tienes
- Catorce
-Quitate la chaqueta , -dijo Reyes mostrando el pecho de la niña- dos senos asomaron iluminados por la luz de la luna
-Me tienes miedo ?
-Miedo no… usted es mi comandante Pero es la primera vez para mi - dijo disipándo la sonrisa
-Ven que no te va a pasar nada y yo te voy a proteger para que nadie se meta contigo.
Ella miro el teléfono satelital colocado en los cargadores de baterías, la luz roja indicaba que estaba cargándose
_ Y ese es el telefono suyo?- dijo ella sonriendo. ¿Es verdad que por ese telefono usted habla con el presidente de Estadios Unidos?
-Con el de Estados Unidos no, pero cón otros si.
- Usted es bien poderoso - dijo ella permitiendo que su comandante le acariciara los senos.
- Comandante le voy a pedir un favor.
-¿Dime que quieres?
-Quiteme a la sargento Dora, se mete mucho conmigo, siempre me pone en los peores trabajos.
- Esta bien te cambiare de instructora.
-Desde que llegué a la guerrilla me mira mal, porque le han dicho que ahora yo soy su favorita
-¿Cual quieres?
-La sargento Norma, ella es mas humana
- Concedido, ahora serás mi escolta, debes cuidarme como yo te cuido de ahora en adelante.
El se aproximó para besarla en los labios, pero notó que los lentes se enredaron con la nariz de ella. Se quitó los lentes, se notaron sus ojos estrábicos y las cejas gruesas pobladas de canas.
- Abrazame y cuídame - fue lo ultimo que dijo
Un fogonazo espeluznante y cinco detonaciones mas con barrido de ametralladoras apagó las últimas palabras.
Doce minutos mas tarde descendían los combatientes de los helicópteros, con manos enguatadas limpiaron y recogieron las computadoras, todos los cuerpos irreconocibles, algunos segmentos de cuerpos quedaron atrapados en las copas de los arboles a casi treinta y cinco metros de altura. El cuerpo de Raul Reyes fue reconocido por su reloj Rollex y la argolla de matrimonio con la hija de Tiro Fijo -Manuel Marulanda, la esposa Olga Marin, ya avejentada y llena en carnes se enteró en Bogota de la noticia.
En su intervención ese domingo. Chávez pidió un minuto de silencio.