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La Proxima Guerra

Por Hector de lima



¿Qué se puede hacer cuando los secuestradores se encuentran atrincherados en los Palacios de Miraflores y Narino, tienen rehenes sometidos a juicios militares, amordazados sin poder hablar y sometidos a torturas con el fin de "ablandarlos" y vencerlos moralmente?

¿Como combatir un gobierno que ha secuestrado la democracia, tuercen el resultado de las elecciones e impiden la toma de posesión de un nuevo presidente, cuando no son de su gusto, burlando así la voluntad del pueblo soberano?

Los capos del cartel están ahí, confiscaron el botín de la nación para ellos mismos y mantienen a sus prisioneros como "chips" de negociación para ganar tiempo y mantenerse en el poder indefinidamente.

¿Qué se puede hacer? ¿Cuál sería la estrategia? Indudablemente que una situación tan compleja solo se puede abordar cuando la política asume su forma superior de expresión que es la guerra.

No somos sociólogos, ni adivinos, pero en las películas, cuando los secuestradores están atrincherados, lo primero que se lleva a cabo es un plan de liberación que incluye el sometimiento a juicio de todos los secuestradores. En el caso de Venezuela, los narco-capos están parcialmente cercados financieramente, apoyados por la cúpula corrupta del ejército, pero no tienen como contrapeso esa declaración de la forma superior de la política: la guerra.

En el caso de Colombia, la amenaza de secuestro de la democracia con el rearme de las guerrillas y la actividad de los carteles de la droga: FARC y ELN. Las sanciones económicas les tienen sin cuidados, no los atacan a ellos, afectan a un pueblo al que le pueden decir que ahora su hambre es Donald Trump. El dinero circula por las mismas vías de la droga, paraísos fiscales del caribe y bancos chinos y rusos. Los capos siguen ahí, con el cuchillo en la garganta del pueblo.

La disyuntiva es: dialogo precedido primero por la liberación de los presos políticos, la renuncia de Petro y la destitucion de Maduro, la convocatoria al gobierno legitimo de Edmundo Gonzalez y Maria Corina, o la Invasión de los cascos azules promovida por la UE y Estados Unidos, la OEA y otros gobiernos del área.

La política no ha llegado a este punto por flaquezas y ambiciones mezquinas de la oposición de Venezuela y de Colombia. Tienen miedo a una convocatoria abierta de la "forma superior de la política" que es la guerra, porque pondrían su liderazgo en manos de militares.

Deberían pensarlo de nuevo, porque la guerra en el caso de Venezuela sería de baja intensidad, casi como una operación policial de comandos entrenados con el fin de apresar a no más de veinte capos que nos tienen a todos en la ruina. Una operacion de comandos debe estar precedida de acciones que permitan hacer un reconocimiento de inteligencia militar. Un apagon nacional por ejemplo permite identificar como se mantienen las comunicaciones del enemigo. Que sigue en pie y que queda desactivado. Conque recursos cuentan para mantenerse en el poder. En el caso de Venezuela ya se sabe que el 70% o mas de la poblacion esta contra ellos. Esta misma relacion existe en el ejercito nacional, testigo de primera sobre la paliza electoral de Maduro.

En el caso de Colombia la intensidad es mayor por el rearme del ELN y de la FARC

Esta operación militar de baja intensidad es la que llamo "Operación enroque rey gambito reina" y se caracteriza por dos cosas de vital importancia. Tiempo y precisión en las acciones de comando. Al rey hay que protegerlo y usar la audacia de la reina. En el caso de Venezuela el Rey es Edmundo de pasos comedidos y la Reina es Maria Corina.

El enfrentamiento no debe ser con gran despliegue de armas, bloqueos navales, ni uso de acorazados, porque produciría daños colaterales. El plan debe ser policialmente hablando, de acciones de comando perfectamente dirigidos y acompañados de una pequeña fuerza multinacional, donde deberian estar presente venezolanos actualmente en el exilio. precedida de un canal humanitario, con instrucciones de acorralar a las ratas cuando escapen de sus escondrijos. Al fin y al cabo los secuestradores no son muchos ni tienen tampoco todo el apoyo que dicen poseer. Los venezolanos verán con sorpresa quien en quien en las fuerzas armadas venezolanas.

Un plan de esta naturaleza debe estar previamente acompañado de otras acciones, en el caso de Venezuela, estructuracion de un movimiento de resistencia que mantenga en jaque a los secuestradores. La perdida reciente de compostura y el estallido en gritos desesperados de Jorge Rodriguez en el parlamento es revelador que no duermen tranquilos.

En el caso de Colombia, con un gobierno transicional con su Tribunal Supremo de Justicia, de una fiscal general y de un presidente interino que convoque a nuevas elecciones.

La oposición cuenta con todo esto además el apoyo parcial de la OEA, la UE y EE.UU e innumerables gobiernos como Canadá, Argentina, Paraguay y algunos gobiernos de Centro América..

Los narcos secuestradores, deberían tener las tarjetas rojas de interpol encendidas y la orden de captura de la Corte Penal Internacional. Es lo único que falta. La cena está servida, de la nueva oposición depende.

Hector de Lima

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